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LCA = La cagaste amigo


2008
03.31

[lang_gl]24 de octubre de 2004. Municipal Viñas da Veiga. Mondoñedo. Son as 17.15 horas.

Volvín recordar este día por un artigo de Alberto Fernandez Salido, que publicou na revista Media Punta, da cal é director.

LCA, la cagaste amigo; ou tamén ‘Ligamente cruzado anterior’, é o título do artigo que reproduzo.

A verdade é que narra perfectamente o momento da lesión, como se pode ver no segundo párrafo, onde calca as sensacións, como se vai producila lesión… que vas sentir… puuffff

Agardo que vos guste tanto coma min, e que non vos pase¡¡¡ Moito coidado¡[/lang_gl]

[lang_es]24 de octubre de 2004. Municipal Viñas da Veiga. Mondoñedo. Son las 17.15 horas.

He vuelto a recordar este día por un articulo de Alberto Fernandez Salido, que ha publicado en la revista Media Punta, de la cual es director.

LCA, la cagaste amigo; o también ‘Ligamente cruzado anterior’, es el título del articulo que reproduzco.

La verdad es que narra a la perfección el momento de la lesión, como se puede ver en el segundo párrafo, donde calca las sensaciones de como se va a producir la lesión… que vas a sentir… puuffff

Espero que os guste tanto como a mi, y que no os pase nunca¡¡¡ Mucho cuidado¡ [/lang_es]

Los primeros días el crack se instala en tu cabeza. Por la noche, en la cama, ojos abiertos, bocarriba, pierna inmovilizada, brotan las clásicas preguntas, aún en caliente: por qué a mí, por qué ahora, con lo mal que me viene, cuánto tardaré… El asunto se convierte en monotema y aunque te distraigas con un informativo de televisión o intentes ver el debate entre Zapatero y Rajoy y seguir el cruce de gráficos sobre lo bien y lo mal que va España, entre las mentiras de ambos surge una y otra vez la única verdad importante: el crack de tu rodilla. El cerebro es listo, el muy cabrón, y hace las veces de vídeo reproductor para recordarte algunas claves que luego contarás al doctor: la secuencia es corta, apenas dura unos segundos. Arranca y de pronto te ves en carrera, en el centro del campo, andas con bronca por ir perdiendo y quieres dar la vuelta al resultado.

Ellos tienen la pelota, vas a buscarla. Un gol, piensas, y nos metemos en el partido. Somos mejores, por eso vamos líderes, vamos, podemos. Sabes que un robo de balón, un detalle, un disparo certero, cambiará el rumbo para remontar. Continúa la acción, la ves nítida, como en una sesión de hiperrealismo con los poros muy abiertos. Se acerca el final. El balón pasa cerca. Apoyas la pierna derecha y alargas la izquierda para cortar el pase, pero te quedas clavado. En ese instante eres una locomotora lanzada, cómo frenar la inercia. La pierna derecha gira hacia adentro y adiós, el mundo se detiene en tu rodilla. Suena a madera seca que se rompe, el crack que tantas veces oíste contar a los futbolistas profesionales. Viene un silencio raro, sólo escuchas tu grito y te sujetas la rodilla en el césped, sabiendo que te has metido en un buen lío. La foto que has visto muchas veces. Fin de la escena y vuelta a empezar. Entretanto, visita a urgencias con la cabeza a dos mil deshaciendo planes, cambiando prioridades.

En casa, reposo. Intentas evadirte con un corto de Hitchcock, angustioso, en blanco y negro, pura ficción en la que reina un silencio atronador junto al monólogo de un hombre en apuros, pero la cabeza vuelve al crujido de ese junco que se parte sin rival a quien echar la culpa. Algo se muere en el alma cuando el ligamento lateral interno (LLI), ¡y el cruzado anterior (LCA)! hacen crack. Ocurrió una noche, al final de un mal partido donde todo lo que pudo salir mal salió mal. ¿Murphy en el santoral futbolero de ese maldito jueves?

Pasan los días y ahora ya da igual. El diagnóstico aclara las dudas y cambian las preguntas, que miran adelante con el quirófano en el horizonte. El cuerpo se adapta, y hasta encuentras ventajas (más tiempo en casa, libros aparcados, escribir, pensar). La secuencia del crack apenas vuelve, y ya duele menos. Entiendes mejor el fútbol y a los futbolistas, el drama de Da Silva, las lágrimas de Ronaldo, el llanto otra vez roto de Messi, la alegría del gran Sorin por su primer entrenamiento con los compañeros del Hamburgo después de meses. Después de todo, volveremos.

[lang_gl]E sí, volvín. Gracias ao gran Arriaza¡ [/lang_gl]

[lang_es]Y sí, he vuelto. Gracias al gran Arriaza¡ [/lang_es]